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Editar textos medievales gallegos, en general, y textos poéticos trovadorescos gallego-portugueses, en particular, es más que una actividad erudita de búsqueda: en estos inicios del siglo XXI, en el contexto lingüístico-cultural gallego, constituye una tarea fundamental para leer, interpretar, actualizar el legado literario construido y transmitido por nuestros antepasados para nosotros y también para las generaciones futuras. Es así que, si considerarmos la figura del trovador Pero Mafaldo entre la nómina de poetas que conformaron la escuela trovadoresca gallego-portuguesa a lo largo de máis de siglo y medio durante el cual se prolongó, constatamos que su obra no destaca cuantitativamente sobre otros cancioneros individuales, pero sí en términos específicos, pues las nueve cantigas de su autoría –pertenecientes a los tres géneros canónicos– presentan elementos y características con la suficiente personalidad como para convertirse en sujeto de una edición y estudio particularizados.

Pero Mafaldo nació probablemente ya niciado el siglo XIII y todo parece indicar que desarrolló su labor poética en la corte castellana de los reyes Fernando III y Alfonso X, y también en la corte aragonesa de Jaime I.